Lo que se gana al perder
Naturalmente, nadie entra a una competencia sin la esperanza de ganar; sin embargo, sería iluso ignorar la posibilidad de una derrota. Aunque pueda sonar obvio, necesito recordármelo: en este momento, una parte de mí busca algo de validación. Perder nunca se siente bien; desanima, aterriza, ubica —incluso cuando intentamos parecer incólumes por fuera—. Además, cuando uno se expone al escrutinio de otros con algo tan personal y tan íntimo como es nuestro arte, la sensibilidad se exacerba y la caída puede ser más dolorosa. Esta semana participé en un concurso de fotografía organizado por el reconocido fotógrafo Sillmer Cáceres . Como seguramente ya te imaginas, no pasé de las primeras eliminatorias. Hasta hoy, había decidido no pensar más en ello, pero creo que ha llegado el momento de analizar y evaluar qué sucedió realmente. El concurso se organizó como un torneo en el que los 32 participantes fuimos emparejados para competir en eliminatorias sucesivas hasta declarar un único ganador