Apuntes sobre el caso Raccaya-Umasi: memoria, verdad y reparación

El caso Raccaya-Umasi, uno de los episodios más indignantes de la época del terrorismo en el Perú, fue noticia hace unas semanas; haciéndonos retroceder en el tiempo 31 años, para encararnos con nuestro lado más oscuro, como nación y como seres humanos.

Memoria

Entre 1980 y el 2000, el Perú vivió el conflicto armado interno de mayor duración de su historia, el de mayor alcance geográfico y el de mayores costos humanos y económicos de su vida republicana —de acuerdo con el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (Lima, 2003), el número de muertes supera las cifras de la guerra de independencia y de la guerra con Chile—. El departamento andino de Ayacucho —donde se originó y desarrolló inicialmente el conflicto— fue el que sufrió más muertes y desapariciones.

Todo inició con la decisión de la organización terrorista Sendero Luminoso de declarar la guerra al Estado peruano —al que deseaba destruir—, utilizando métodos de extrema violencia y terror contra la población civil. Si bien el grupo subversivo fue responsable de cerca de la mitad de las víctimas fatales reportadas, aproximadamente un tercio serían responsabilidad del conjunto de las fuerzas del orden del Estado.
Y es que durante los primeros años de la lucha contrasubversiva, las Fuerzas Armadas carecieron de un adecuado trabajo de inteligencia sobre la organización, el perfil de los militantes y la estrategia terrorista. Se requería recuperar el dominio territorial y terminar rápidamente el conflicto, pero (mal)entendieron que la población se dividía entre comunidades leales al Estado peruano y comunidades subversivas o "zonas rojas", sin advertir que estas últimas no eran homogéneas y por lo general contenían sectores sobre los cuales "Sendero" se imponía por la coacción e incluso el terror. En consecuencia, y a lo largo de todo este proceso, las Fuerzas Armadas cometieron de manera generalizada, y en algunos casos sistemática, violaciones de los derechos humanos.

Verdad

Sucedió en la localidad ayacuchana de Raccaya (distrito de Canaria, provincia de Víctor Fajardo), el domingo 16 de octubre de 1983; cuando al caer la tarde, una columna de Sendero Luminoso incursionó en el poblado y reclutó a más de 55 personas, supuestamente para un “adoctrinamiento”. Entre los campesinos, habían 25 menores de edad de nivel secundario —algunos de ellos se encontraban en la escuela pública y a otros los sacaron de sus casas con el uniforme escolar puesto—. Junto con el resto de adultos, hombres y mujeres, fueron obligados por a caminar hacia la comunidad vecina de Umasi, a 25 kilómetros de allí.

Surcaron cerros, atravesaron punas y quebradas, y después de diez horas de caminata nocturna, se instalaron en la escuela de Umasi, en búsqueda de refugio y comida. Aparentemente, un profesor alertó a los militares de la base contrasubversiva de Canaria. A las 4 de la madrugada, mientras senderistas y raccayinos secuestrados pernoctaban en el centro educativo, una patrulla militar rodeó la escuela y lanzaron granadas de guerra a dos aulas. Resultaron heridos niños y terroristas: estos últimos se rindieron.

Los militares separaron a hombres, mujeres, niños y niñas. Primero, mataron a todos los varones. A los niños mayores los golpearon —querían obligarlos a confesar algo que no eran—; luego, todos los niños fueron ejecutados. Las mujeres y las niñas fueron obligadas a bañarse en las aguas heladas del río, para luego ser violadas. Después abrieron fuego a quemarropa asesinándolas a todas.

Los militares querían trasladarlos al cementerio, pero como quedaba lejos no lo hicieron. Por órdenes de los militares, pobladores de Umasi tuvieron que cavar tres fosas; allí sepultaron los cuerpos —incluso el de un soldado victimado por confusión—.

Reparación

El mes pasado, tras un largo proceso de trabajos de exhumación e identificación en Huamanga (Ayacucho), que incluyó la exhibición de ropas y el reconocimiento de algunos familiares —ver el documental de Vicente Cueto (2011)—; el Ministerio Público, con el apoyo de la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH) y el Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), entregó finalmente los cuerpos exhumados a los familiares de las víctimas de Raccaya, quienes habían esperado 31 años para poder recuperarlos.

¿Y qué fue de los militares de la base contrasubversiva de Canaria que cometieron los asesinatos? Pues los hechos actualmente están siendo investigados en la Primera Fiscalía Especializada en Derechos Humanos de Huamanga; pero, hasta la fecha, el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas se rehúsan a entregar los nombres de oficiales y soldados involucrados. El oficial a cargo del destacamento era Jorge Aquiles Carcovich Cortelezzi, quien sigue siendo investigado, aunque hoy ocupa un cargo de confianza como Director General de Control de Servicios de Seguridad, Control de Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (DISCAMEC) del Ministerio del Interior.

A pesar de todo, los familiares todavía tienen la esperanza de que se haga justicia, y que los responsables sean sancionados.


Fuentes:
Andean Air Mail & Peruvian Times. (2009, diciembre). Peru forensic team finds bodies of 25 children killed in Ayacucho during internal war. Recuperado de http://www.peruviantimes.com/23/peru-forensic-team-finds-bodies-of-25-children-killed-in-ayacucho-during-internal-war/4337/
Comisión de la Verdad y Reconciliación [CVR]. (2003). Informe Final. Recuperado de http://www.cverdad.org.pe/ifinal/
Equipo Peruano de Antropología Forense [EPAF]. (2014, septiembre). Después de 31 años, los familiares de Raccaya pueden enterrar a sus seres queridos. Recuperado de http://epafperu.org/los-familiares-de-raccaya/
Puelles, M. (2010, agosto). Umasi: el cementerio de niños. Diario La Primera. Recuperado de http://www.diariolaprimeraperu.com/online/cronica/umasi-el-cementerio-de-ninos_69115.html
Salvador, R. (2009). Las comunidades de Raccaya y Umasi: La memoria de una masacre que dejó huellasMemoria y Memoriales. Recuperado de http://memoriaymemoriales.blogspot.com/2010/02/las-comunidades-de-raccaya-y-umasi-la.html
Silva, R. (2014, septiembre). Raccaya: 25 niños asesinados. La República. Recuperado de http://www.larepublica.pe/columnistas/kolumna-okupa/raccaya-25-ninos-asesinados-30-09-2014

Comentarios

Unknown dijo…
soy un ciuadadano Raccayino que perdi mis familiares ese año y yo puedo asegurar que el estado pERUANO ES CULPABLE DE ESTE HECHO CATASTRAFICO PORQUE SOY HERMANO DE UN SOBREVIVIENTE DE AQUELLA MATANZA dAMIAN hUAMAN gARCIA YO SOY JUVENCIO lOAYZA gARCIA D N I08647164


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